Contrastes
Llamar a un Presidente de Gobierno -en un país democrático, legitimado por una mayoría de ciudadanos- ¡Asesino!, está bien.
Recordarle a un sanguinario criminal lo que ha sido, en una repugnante ceremonia que pervierte el sentimiento colectivo de la inteligencia, está mal, muy mal.
Con estas cabezas... así nos va.
Los siguientes doctores serán Castro, Chávez, sin olvidar a Blanco, que también tiene mérito.
El desprestigio de las instituciones ha sido siempre un anhelo de los ácratas.
Que se entere el Borbón que el traje que le están preparando es muy ligerito y transparente.
Algunos pensaremos que va desnudo. Sólo nos falta un alma inocente que lo proclame.
Se avecina el día.
Pero ellos no lo entienden así, orgullosos de su ignorancia y de su zafiedad.
Recordarle a un sanguinario criminal lo que ha sido, en una repugnante ceremonia que pervierte el sentimiento colectivo de la inteligencia, está mal, muy mal.
Con estas cabezas... así nos va.
Los siguientes doctores serán Castro, Chávez, sin olvidar a Blanco, que también tiene mérito.
El desprestigio de las instituciones ha sido siempre un anhelo de los ácratas.
Que se entere el Borbón que el traje que le están preparando es muy ligerito y transparente.
Algunos pensaremos que va desnudo. Sólo nos falta un alma inocente que lo proclame.
Se avecina el día.
Pero ellos no lo entienden así, orgullosos de su ignorancia y de su zafiedad.
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