¿Qué prometieron?
Cumplido ya un año desde las últimas elecciones generales que dieron la mayoría al PSOE, sólo quienes votamos al Partido Popular creemos que la situación política en España ha empeorado.
A nuestros vecinos nada le importa el peso internacional que tenga España en el mundo. Las cuestiones económicas más allá de la repercusión en el propio bolsillo son ignoradas.
Quienes carecen de la más mínima educación para respetar una simple señal de tráfico, lejos de los ojos de las autoridades que pueden sancionar nuestras faltas, no van a tener la preocupación de reflexionar sobre la educación de la juventud. El padre que aparca su coche sobre la acera, teniendo una plaza disponible a 15 metros de distancia, no reclamará una educación digna para su hijo, ni se ocupará de recuperar una cultura que respete la dignidad de las personas.
Si incluso quienes cada día dedicamos parte de nuestro tiempo a indagar en la cultura de nuestros predecesores, quienes buscamos día a día mejorar en el legado que podemos ofrecer al mundo, nos equivocamos y cometemos faltas, fallamos en nuestros compromisos, erramos en nuestras actuaciones...
Si nosotros que procuramos mejorar lo que somos y representamos para mejorar el mundo, fallamos, quienes persiguen exclusivamente su propio bien a costa de los demás, ¿qué drama no provocarán, aun cuando no sea su finalidad?
Sorprende que la sociedad española haya acallado su demanda de buscar un mundo mejor.
No han mejorado las cosas. Nada ha mejorado. Pero quienes reclamaban paz en el mundo, destrozando bienes y agrediendo a las personas, hoy olvidan que los criminales que hoy asesinan no son aquéllos que fueron acusados por sus gritos.
Los desastres y los accidentes se suceden pero hoy nadie reclama ayudas ni exige responsabilidades.
Y los infames olvidan que quedan las víctimas, ayer como hoy, pero hoy más desamparadas.
A nuestros vecinos nada le importa el peso internacional que tenga España en el mundo. Las cuestiones económicas más allá de la repercusión en el propio bolsillo son ignoradas.
Quienes carecen de la más mínima educación para respetar una simple señal de tráfico, lejos de los ojos de las autoridades que pueden sancionar nuestras faltas, no van a tener la preocupación de reflexionar sobre la educación de la juventud. El padre que aparca su coche sobre la acera, teniendo una plaza disponible a 15 metros de distancia, no reclamará una educación digna para su hijo, ni se ocupará de recuperar una cultura que respete la dignidad de las personas.
Si incluso quienes cada día dedicamos parte de nuestro tiempo a indagar en la cultura de nuestros predecesores, quienes buscamos día a día mejorar en el legado que podemos ofrecer al mundo, nos equivocamos y cometemos faltas, fallamos en nuestros compromisos, erramos en nuestras actuaciones...
Si nosotros que procuramos mejorar lo que somos y representamos para mejorar el mundo, fallamos, quienes persiguen exclusivamente su propio bien a costa de los demás, ¿qué drama no provocarán, aun cuando no sea su finalidad?
Sorprende que la sociedad española haya acallado su demanda de buscar un mundo mejor.
No han mejorado las cosas. Nada ha mejorado. Pero quienes reclamaban paz en el mundo, destrozando bienes y agrediendo a las personas, hoy olvidan que los criminales que hoy asesinan no son aquéllos que fueron acusados por sus gritos.
Los desastres y los accidentes se suceden pero hoy nadie reclama ayudas ni exige responsabilidades.
Y los infames olvidan que quedan las víctimas, ayer como hoy, pero hoy más desamparadas.
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