2005-10-27

Acallar voces no es democrático

No se trata sólo de libertad de expresión. No es sólo respeto a la opinión del otro. Es la esencia de la libertad, de la dignidad, de la persona humana.
Se amenaza, se hostiga, se acosa y se violenta a quien discrepa. Sin justicia ni respeto. Ningún gobernante tiene legitimidad para ello.
En una democracia respetable, personajes de la talla moral de Montilla o de Rubalcaba no tendrían legitimidad ninguna. Aquí se les aplaude y sus consignas son rápidamente puestas en ejecución. Pero claro, estamos gobernados por quienes invitan a sus actos a personajes como Tarik Ramadan.

¡Basta ya!