¿Qué legitima este referéndum?
La pregunta es lo de menos. Nadie la ha formulado en ningún debate público, en ningún foro social o político, en ninguna tertulia... No sabemos qué se nos preguntaba, pero -repito- nada importaba la pregunta.
Teníamos clara nuestra respuesta, y resultaba inútil buscar argumentos para defenderla. Si acaso, exponíamos algún pretexto que explicaba nuestra idiosincrasia.
También ha quedado claro que este referéndum ha sido convocado con precipitación. No somos los primeros en adherirnos al Tratado de Roma -pudo haber sido, además, el Tratado de Madrid- aunque sí hemos sido los primeros en refrendarlo. ¿Sirve de algo?
Al margen del resultado, nuestro Gobierno iba a adherirse al Tratado. Pero se buscaba un apoyo legitimador.
La soberanía reside en el pueblo.
Es el principio democrático y hay que escuchar la voz del pueblo. No la voz de todos, pero sí la de aquéllos que son capaces de ponerse tras una pancarta y vociferar. Esa voz, que se hace oír hay que escucharla. Las otras voces pueden ignorarse. Las voces de quienes no se dejan manipular no le sirven a este Gobierno. Las voces de quienes exponen argumentos, que analizan y señalan los puntos críticos, esas voces conviene acallarlas, o descalificarlas. Si es preciso, más allá del insulto, se puede pretender provocar la crispación.
La pregunta no se conoce. Lo único importante era la respuesta. Se ignora lo que no se sabe, perogrullada ¿verdad? Pero es lo que sucede ahora. El Gobierno no sabe qué opinión tienen los españoles que no han acudido a votar, pues se les ignora y su opinión no cuenta. Más del 55% de los convocados a manifestar su opinión no cuentan... para nada.
Sí valen los que han confirmado respaldar este Tratado:
Más de 14 millones de ciudadanos votaron (14.204.663)
Pero más no lo hicieron: 19.359.017. El 57,68% no votó.
Votaron afirmativamente 10.804.464 y votaron NO 2.428.409.
Votos en blanco 849.093 y nulos 122.697, 6.03% y 0,86% respectivamente de los votos emitidos.
Y el resultado es que sólo valen, a los intereses del Gobierno -y parece ser que a los intereses del PSOE-, los 10.804.464 votos afirmativos, frente al resto: 22.759.216.
10,8 gana a 22,7.
¡Y es un triunfo!
¿Será igual cuando se vote el nuevo Estatuto en el País Vasco? ¿Y en Cataluña?
Teníamos clara nuestra respuesta, y resultaba inútil buscar argumentos para defenderla. Si acaso, exponíamos algún pretexto que explicaba nuestra idiosincrasia.
También ha quedado claro que este referéndum ha sido convocado con precipitación. No somos los primeros en adherirnos al Tratado de Roma -pudo haber sido, además, el Tratado de Madrid- aunque sí hemos sido los primeros en refrendarlo. ¿Sirve de algo?
Al margen del resultado, nuestro Gobierno iba a adherirse al Tratado. Pero se buscaba un apoyo legitimador.
La soberanía reside en el pueblo.
Es el principio democrático y hay que escuchar la voz del pueblo. No la voz de todos, pero sí la de aquéllos que son capaces de ponerse tras una pancarta y vociferar. Esa voz, que se hace oír hay que escucharla. Las otras voces pueden ignorarse. Las voces de quienes no se dejan manipular no le sirven a este Gobierno. Las voces de quienes exponen argumentos, que analizan y señalan los puntos críticos, esas voces conviene acallarlas, o descalificarlas. Si es preciso, más allá del insulto, se puede pretender provocar la crispación.
La pregunta no se conoce. Lo único importante era la respuesta. Se ignora lo que no se sabe, perogrullada ¿verdad? Pero es lo que sucede ahora. El Gobierno no sabe qué opinión tienen los españoles que no han acudido a votar, pues se les ignora y su opinión no cuenta. Más del 55% de los convocados a manifestar su opinión no cuentan... para nada.
Sí valen los que han confirmado respaldar este Tratado:
Más de 14 millones de ciudadanos votaron (14.204.663)
Pero más no lo hicieron: 19.359.017. El 57,68% no votó.
Votaron afirmativamente 10.804.464 y votaron NO 2.428.409.
Votos en blanco 849.093 y nulos 122.697, 6.03% y 0,86% respectivamente de los votos emitidos.
Y el resultado es que sólo valen, a los intereses del Gobierno -y parece ser que a los intereses del PSOE-, los 10.804.464 votos afirmativos, frente al resto: 22.759.216.
10,8 gana a 22,7.
¡Y es un triunfo!
¿Será igual cuando se vote el nuevo Estatuto en el País Vasco? ¿Y en Cataluña?
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