Torre de Babel
Presuntuosos como dioses de barro. Insolentes con los débiles y cobardes ante los firmes.
El acoso a España desde la periferia separatista intensifica los esfuerzos ahora que presiente la debilidad de nuestro Gobierno.
Con lucidez, pocos pueden sostener que este Gobierno Rodríguez no sea consecuencia de una derrota. Desde el primer momento, el Gobierno legitimado en las urnas del 14 de Marzo de 2004, nada ha realizado sino huir.
España entera huyó el mismo día 14 -quizás fue la víspera- renunciando a la libertad para construir su propia Historia. No quiero creer que fuera cobardía, pero el trauma profundo provocado por el dolor -conmoción que enajenó las mentes y ofuscó los sentidos-, impulsó a muchos a acusar y castigar -juez y parte, la víctima convertida en verdugo- a quienes con más ahínco han impulsado las libertades y promovido el desarrollo.
Si han leído la nota de Anghara de hoy, pueden constatar hasta qué punto se está quebrando esta delicada malla de libertades que constituye una democracia.
Anecdótico resulta que se vaya al Parlamento a vociferar, sin pretensión de establecer un debate sereno, no para reforzar la presencia de España en el mundo y consolidar un estado de libertades y garantías constitucionales que aseguren el equilibrio de los poderes y contribuyendo a la protección de los derechos de los individuos y de la sociedad, sino para destruir una labor de siglos en la configuración pacífica y paciente de una nación.
Anecdótico es que cada cual hable -grite, más bien- con una actitud intolerante, pretendiendo hostigar al otro, más que tratando de procurar el entendimiento.
Al Parlamento ya no acuden, perdido el respeto, a dialogar, sino a confundir. Una nueva Babel.
Con lucidez, pocos pueden sostener que este Gobierno Rodríguez no sea consecuencia de una derrota. Desde el primer momento, el Gobierno legitimado en las urnas del 14 de Marzo de 2004, nada ha realizado sino huir.
España entera huyó el mismo día 14 -quizás fue la víspera- renunciando a la libertad para construir su propia Historia. No quiero creer que fuera cobardía, pero el trauma profundo provocado por el dolor -conmoción que enajenó las mentes y ofuscó los sentidos-, impulsó a muchos a acusar y castigar -juez y parte, la víctima convertida en verdugo- a quienes con más ahínco han impulsado las libertades y promovido el desarrollo.
Si han leído la nota de Anghara de hoy, pueden constatar hasta qué punto se está quebrando esta delicada malla de libertades que constituye una democracia.
Anecdótico resulta que se vaya al Parlamento a vociferar, sin pretensión de establecer un debate sereno, no para reforzar la presencia de España en el mundo y consolidar un estado de libertades y garantías constitucionales que aseguren el equilibrio de los poderes y contribuyendo a la protección de los derechos de los individuos y de la sociedad, sino para destruir una labor de siglos en la configuración pacífica y paciente de una nación.
Anecdótico es que cada cual hable -grite, más bien- con una actitud intolerante, pretendiendo hostigar al otro, más que tratando de procurar el entendimiento.
Al Parlamento ya no acuden, perdido el respeto, a dialogar, sino a confundir. Una nueva Babel.
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