2006-11-25

Una manifestación por la libertad: Memoria, Dignidad y Justicia.

LA LUZ DE LAS VÍCTIMAS, por Agapito Maestre
Discurso de Agapito Maestre, catedrático de Filosofía y analista de LIBERTAD DIGITAL y El Mundo, en la manifestación contra la política de cesión del Gobierno a ETA, celebrada este sábado 25 de noviembre de 2006 en Madrid.

Todos los presentes sabemos porqué estamos aquí. Todos tenemos razones que justifican nuestra participación en este espacio común. Político. Y, por supuesto, todos hemos venido aquí movidos por un sentimiento, una pasión, una razón, que se llama solidaridad con las víctimas del terrorismo, que no cesan de enseñarnos que una nación es también una unidad colectiva de sufrimientos.
Sí, la nación, el Estado democrático, España, tiene, por desgracia, una base de sufrimientos. Pero eso no significa, en modo alguno, que un gobernante pretenda construir un nuevo “Estado” sobre la sangre de los españoles asesinados por el terror. Eso sería una maldad, una perversidad, un crimen de guante blanco. Sin embargo, sobre esta vileza opera el Gobierno de Zapatero. En realidad, son tres iniquidades las ya perpetradas por el Gobierno de la nación. Primera, quieren montar un nuevo Estado sobre el sufrimiento de los españoles. Segunda, exigen silencio a las víctimas. Tercera, niegan el sentido democrático de las víctimas.
A esas tres violencias sólo podemos enfrentarle la fuerza de una rebelión ciudadana, una contestación civil, animada por el pensamiento de lo que quiere decir de verdad vivir libres. Vivir, sí, como victimas que no se han dejado arrebatar su condición ciudadana por los terroristas y que no se la dejarán arrebatar por nadie. Victimas, sí, que no se han resignado a quedar reducidas a objetos de compasión, porque son sujetos políticos. Ciudadanos. Españoles.
Gracias a la iluminación de esos españoles nos rebelamos civilmente contra el Gobierno que negocia con los terroristas sobre el dolor de sus víctimas. La democracia española no se construyó sobre la sangre, aunque ciertamente su capítulo mas trágico es la mucha sangre vertida en ella. Nadie diría que la muerte del ser querido, la pérdida de gentes amigas, la mutilación, el insulto o la amenaza sirviesen a la democracia, ni siquiera para fortalecerla, porque en democracia no sobra ni una sola persona. En todo caso, la democracia siguió a pesar de los crímenes. Pero he aquí que tenemos un Gobierno, el de Zapatero, que se erige sobre el cenagal de un crimen inmenso, imponiendo el silencio que sigue a un acta de defunción.
El Gobierno no sólo se conforma con negociar con los verdugos, sino que le pide a las víctimas que colaboren con ellos. He ahí la maldad contra la que me rebelo civilmente. Sólo alguien al margen de toda idea democrática, de sentido común, puede exigirles a las víctimas que, en aras de una paz de cementerio, se lamenten en silencio y que no tengan más consuelo que sus lágrimas. Se les pide en suma que consientan en su sacrificio. Terrible. Pero, porque ninguna democracia se erige sobre ese modo inhumano de sacrificio, sobre la muerte civil de la víctima, sobre ese crimen de guante blanco, me rebelo civilmente contra el Gobierno de Zapatero y sigo fielmente a la víctima.

Rescatemos la lección de las víctimas, en su calidad de españoles, y sentiremos que nuestra democracia derrotará al terrorismo. Persistamos, amigas y amigos, con la AVT en que su lucha, nuestra lucha, es una contestación ciudadana, una rebelión cívica, para que nadie le impida a la víctima rehabilitar su dignidad a través de su participación en el espacio público del que fue expulsada por el terror.
Miremos, sí, con mirada limpia a las víctimas. Aprendamos de su principal hallazgo: España no está muerta. Han matado a muchos españoles, pero nos quedan su memoria, su dignidad, su justicia. Son las bases para que España no se sienta compadecida por nadie. España sólo quiere ser nación y la víctima, su modelo, su arquetipo, ciudadano.
Recordemos ahora, elevando bien alto nuestras luces, las luces de nuestras víctimas, a todos aquellos que vivieron generosamente luchando por la libertad y que murieron a manos del terror sólo por ser ciudadanos españoles.
Sirva este momento de homenaje para reclamar de nuevo “memoria, dignidad y justicia”. “En su nombre, en nuestro nombre, rendición, ¡no!”. Gracias.
Madrid, 25 de noviembre de 2006