La víctima 193 del 11-m-MMIV
Sucedió incluso antes de depositar nuestros votos en las urnas, cuando se violentaron las reglas de una democracia.
El terrorismo, como dramática expresión popular de la maldad, nos hizo olvidar nuestra esencia humana y nos acercó al sustrato animal que alienta nuestra vida.
Se disgregó la sociedad y pasamos a ser, un instante, sólo individuos solos, perdidos, débiles... Y, ensordecidos por el estruendo del terror, fuimos engullidos por el silencio de los corderos.
Uno a uno, desgajados de la vida, volvimos al redil de los despiadados -insensibles- hacinadores de rebaños.
Y renunciamos a nuestra libertad. Porque tuvimos miedo, renunciamos a ese bien tan costoso, tan difícil de lograrlo porque el proceso que nos permite alcanzarla es muy lento, demasiado lento para la breve vida de un hombre solo.
Y, una víctima más, allí quedó destrozada nuestra libertad.
Fue una triste mañana de marzo cuando comenzó la terrible agonía y ya casi nos hemos olvidado de que una vez formó parte de nosotros mismos.
El terrorismo, como dramática expresión popular de la maldad, nos hizo olvidar nuestra esencia humana y nos acercó al sustrato animal que alienta nuestra vida.
Se disgregó la sociedad y pasamos a ser, un instante, sólo individuos solos, perdidos, débiles... Y, ensordecidos por el estruendo del terror, fuimos engullidos por el silencio de los corderos.
Uno a uno, desgajados de la vida, volvimos al redil de los despiadados -insensibles- hacinadores de rebaños.
Y renunciamos a nuestra libertad. Porque tuvimos miedo, renunciamos a ese bien tan costoso, tan difícil de lograrlo porque el proceso que nos permite alcanzarla es muy lento, demasiado lento para la breve vida de un hombre solo.
Y, una víctima más, allí quedó destrozada nuestra libertad.
Fue una triste mañana de marzo cuando comenzó la terrible agonía y ya casi nos hemos olvidado de que una vez formó parte de nosotros mismos.
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