Amigos y enemigos
"El Congreso de los Diputados aprobó la tregua a la ETA. No es que los criminales enfunden la Parabellum, no: el Reino de España depone las armas del Estado de Derecho y proclama que como los terroristas son tan buenas personas que hace dos años que no le pegan un tiro en la nuca a nadie, no hay más remedio que sentarse a negociar con estos pedazos de patriotas. ¿Asesinos dice usted? Póngase el chip, por favor: de asesinos, nada. ¡Unos héroes de la patria vasca! ¿Las Nekanes de EHAK? Unas heroínas, ante las que toda sonrisa de López y de Rodríguez es poca. Con María San Gil es con quien hay que tener cuidado. Ya saben cuál es ahora el problema vasco: se llama María San Gil.
¿Qué se destrozó en España el 14 de marzo de 2004?
Se destruyó España.
El 11 de marzo de 2004, lo que no pudo hacer ETA durante treinta años, lo consiguieron cuatro desarrapados musulmanes, la mayoría procedentes del país amigo del Sur, ese país tan del gusto de nuestros socialistas. Ese país al que nuestro actual Presidente, Rodríguez, rinde pleitesía constantemente.
El Gobierno sabe que existe un peligro en España. Que hay gente mala, muy mala en España. Que hay organizaciones contra las que hay que luchar, a las que hay que combatir, con todos los medios, pero todos, todos -legales, alegales, ilegales, políticos, mediáticos, sociales, culturales...-.
¿Creen ustedes que se trata de la ETA, o de las mafias, o de los delincuentes -incluidos asesinos, violadores, maltratadores...-, o de cualesquiera otro tipo de maleantes?
Pues no.
El Gobierno lo sabe y sus apoyos parlamentarios también lo saben.
Los malos, malísimos, son los votantes, militantes y políticos del Partido Popular.
Y las familias tradicionales, esas en las que no suelen abundar los maltratadores, las que son estables porque están fundamentadas en el respeto, en la dignidad, en el esfuerzo compartido, en la responsabilidad, en la integridad proporcionada -principalmente- por una coherencia interna de raíz cristiana.
Y, en general, todos los cristianos, especialmente los católicos.
Pero, sobre todo, ya lo sabemos, los militantes del Partido Popular, junto con las víctimas del terrorismo etarra. Algunas otras víctimas, algunas víctimas de terrorismos amigos, esas también tienen un lugar en el corazoncito de nuestro entrañable Presidente Rodríguez.
Por esa razón, desde el 17 de mayo de 2005, ya se sabe con quién hay que estar y a quién hay que combatir.
El Partido Popular está solo.
El Gobierno sabe que existe un peligro en España. Que hay gente mala, muy mala en España. Que hay organizaciones contra las que hay que luchar, a las que hay que combatir, con todos los medios, pero todos, todos -legales, alegales, ilegales, políticos, mediáticos, sociales, culturales...-.
¿Creen ustedes que se trata de la ETA, o de las mafias, o de los delincuentes -incluidos asesinos, violadores, maltratadores...-, o de cualesquiera otro tipo de maleantes?
Pues no.
El Gobierno lo sabe y sus apoyos parlamentarios también lo saben.
Los malos, malísimos, son los votantes, militantes y políticos del Partido Popular.
Y las familias tradicionales, esas en las que no suelen abundar los maltratadores, las que son estables porque están fundamentadas en el respeto, en la dignidad, en el esfuerzo compartido, en la responsabilidad, en la integridad proporcionada -principalmente- por una coherencia interna de raíz cristiana.
Y, en general, todos los cristianos, especialmente los católicos.
Pero, sobre todo, ya lo sabemos, los militantes del Partido Popular, junto con las víctimas del terrorismo etarra. Algunas otras víctimas, algunas víctimas de terrorismos amigos, esas también tienen un lugar en el corazoncito de nuestro entrañable Presidente Rodríguez.
Por esa razón, desde el 17 de mayo de 2005, ya se sabe con quién hay que estar y a quién hay que combatir.
El Partido Popular está solo.
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