Esperanza
Pero es que, además, premiar en España a una institución de profundo carácter católico, puede resultar ofensivo para este Gobierno del talante, y estos premios tienen unos patrocinadores con sensibilidades muy próximas a las que representa el partido del gobierno.
AVILA, 23/05/2005 (EUROPA PRESS)
El obispo de Avila, Jesús García Burillo, ha solicitado formalmente, junto con otros obispos de la Conferencia Episcopal Española, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2005 para las Hijas de la Caridad, instituto que dedica sus esfuerzo a tareas humanitarias y sociales "de especial necesidad" en 93 países.
En defensa de su petición el prelado afirmó que las Hijas de la Caridad "prestan un inestimable servicio social de carácter universal, merecedor de un agradecimiento público por parte de la sociedad a estas personas que entregan plenamente su vida a la atención de los más pobres, marginados y olvidados, siempre promoviendo la justicia, la paz y la solidaridad, por pura generosidad y altruismo".
En este sentido García Burillo recordó que las Hijas de la Caridad se encargan de niños de la calle, jóvenes sin apoyo familiar o social, víctimas de la guerra, refugiados, enfermos de SIDA o de lepra, disminuidos físicos y mentales, drogadictos, presos, mujeres maltratadas, ancianos en soledad, transeúntes, personas sin techo, emigrantes.
En la Diócesis abulense, siete comunidades de las Hijas de la Caridad trabajan al servicio de transeúntes, ancianos abandonados y de mayor necesidad, servicios sanitarios y de educación, prestando su labor en el Albergue de Transeúntes de Cáritas, en la Casa de Misericordia, en los colegios "Medalla Milagrosa" y "Las Nieves", en el Hospital Provincial, y en las residencias de ancianos "Virgen de Valsordo", de Cebreros, y "San Esteban", de Sotillo de la Adrada.
1 Comentarios:
Como recuerda Luis Ignacio Parada en su columna diaria en ABC, Simone Veil en 1975, siendo ministra de Salud con Chirac y con Valery Giscard d´Estaing en la presidencia, fue la impulsora de la ley de liberalización del aborto. Su discurso en la Asamblea Francesa fue decisivo: justificó aquella ley diciendo que «cuando el Estado, las instituciones los dirigentes políticos están al corriente del número de mujeres que van a abortar al extranjero, de la cantidad de médicos que practican el aborto, de las redes «aborteras» en las poblaciones, y se obstinan en cerrar los ojos, es que estamos en una situación de desorden y anarquía inaceptable e insostenible»
Ahora, por una cuestión de oportunidad -quizás incluso a destiempo- se le ha concedido el Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional.
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