2005-06-23

¿Fue el SIDA culpa de Juan Pablo II?

El extenso artículo de Michael Cook en el suplemento dedicado a la Iglesia en Libertad Digital, denuncia las tendenciosas manipulaciones -formuladas en todo el mundo- en contra de la postura de la Iglesia Católica para luchar contra el SIDA. De ese artículo extraigo unos párrafos incitando, a quienes visitan esta página, a completar su lectura.

Superponer los mapas de proporción del SIDA y del catolicismo en el mundo es suficiente para ver cómo se hunde la relación entre la Iglesia Católica y el SIDA. En el hospicio que Suazilandia es hoy, sólo el 5% de la población es católica. En Botswana, donde el 37% de la población está infectada, sólo el 4% de la población es católica. En Sudáfrica, el 22% de la población está infectada y sólo el 6% es católico. Pero en Uganda, donde el 43% de la población es católica, el porcentaje de adultos infectados con el VIH es del 4%.
En realidad, sin la Iglesia Católica la situación sería mucho peor. El desastre del SIDA en África pesó mucho en el Papa. Hace 10 años pidió a “los científicos y líderes políticos del mundo, movidos por el amor y respeto debido a cada ser humano, que usaran todos los recursos a mano para poner fin a esa plaga”. Y los católicos respondieron.
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Pero a nivel más profundo, las creencias católicas sobre la sexualidad chocan con lo que Juan Pablo II llamó la “patología del espíritu”. Como un ejemplo de ello, tomemos la afirmación de Polly Toynbee que dice “el anticonceptivo es el verdadero salvador de la mujer”. El Papa miraba a un salvador distinto. Él sabía que la tecnología no podía curar la herida condición humana. La tecnología no puede inyectar autocontrol, no puede infundir respeto por los demás, no puede fabricar un sentido de la responsabilidad. La única salvación final no viene de una píldora o de un tubo de látex sino de una conversión en el corazón. Un parche técnico dejará los graves problemas de África –como desigualdad de los sexos, pobreza, baja educación y ruptura social– sin resolver. Y sin arreglarlos, el problema del SIDA seguro que empeorará.