2005-03-08

Declaración institucional de Mariano Rajoy

Estas muertes se imponen a nuestras conciencias por encima de cualquier otra consideración. A ellas quiero hoy rendir homenaje y ofrecerles el recuerdo que merecen; para que su memoria no sufra el silencio que otros han sufrido, ni su imagen se pierda en aquel anonimato que, durante demasiado tiempo, borró la memoria de tantas víctimas del terror.
Las ciento noventa y dos vidas truncadas de manera tan despiadadamente injusta, los más de mil heridos, la conmoción que sufrimos todos los españoles, el tono de amenaza que tuvo aquel atentado para nuestra sociedad y para nuestros valores… todo ello nos obliga a conservar vivo el recuerdo de las víctimas y a reconocer que el único lugar digno que podemos ocupar los que tuvimos la fortuna de no viajar en aquellos trenes, está al lado de los que sufrieron el atentado.
No sólo porque el sufrimiento encadena nuestra solidaridad. También porque nos exigen que reparemos aquella injusticia averiguando la verdad, y que no consintamos que aquellas muertes puedan parecer inútiles. Al contrario: aquellas vidas segadas sin piedad son nuestra bandera contra el terror, el acicate para hacer las cosas mejor y nuestro sostén al defender esa libertad que el terrorismo quiere arrebatarnos.
Las víctimas del 11 de marzo se suman a los muchos centenares de españoles que les han precedido en el padecimiento y nos recuerdan que, para nosotros, no hay matices en el dolor, del mismo modo que no reconocemos diferencias en el terror. No importa quién lo utilice. No importa cómo pretendan justificarlo. No importa qué nos exijan. Siempre es el mismo terror. Siempre nos enfrentamos al mismo asesino cobarde y ventajista. Al niño que ha perdido a su padre poco le importan los discursos de los asesinos. Su dolor es el dolor de todos los huérfanos. Y nuestro horror también es el mismo. Un dolor que compartimos todos porque no entiende de diferencias políticas.
Nos importan las víctimas, todas las víctimas, porque la sociedad española ha recibido de ellas valores importantísimos. Nos han trasmitido la confianza en las posibilidades del Estado de Derecho para combatir y derrotar a los terroristas desde la ley y con la ley; la renuncia a cualquier tentación de tomarse la justicia por su mano; la reclamación de los derechos que les asisten como ciudadanos libres. La dignificación de la solidaridad como un valor compartido; el apoyo a un consenso nacional y no partidista para sumar fuerzas frente al terrorismo. Todos estos elementos han marcado la trayectoria de las víctimas del terrorismo en España. Sin ellas no se entendería el esfuerzo por acabar con el terror porque ellas han sido un verdadero motor, eficaz y poderoso, en ese compromiso.
El Partido Popular no necesita justificar su proximidad a las víctimas, porque siempre ha estado con ellas. Tampoco necesitamos demostrar nuestro empeño por luchar eficazmente contra el terrorismo, porque lo hemos probado con hechos que nadie niega. Nadie nos negará tampoco la convicción de que uno de los pilares esenciales de la lucha eficaz contra el terrorismo lo conforma la unidad de los demócratas. Nadie lo ha pregonado y lo ha fomentado como el Partido Popular.
Hubiéramos querido decir estas cosas conjuntamente con el resto de los Grupos Parlamentarios. No ha sido posible.
Se nos ha pedido que firmáramos un documento que pretende hacer creer que la Comisión de Investigación del 11-M ha concluido sus tareas.
Pretenden dar la impresión de que la Comisión ha alcanzado sus objetivos y puede ya ofrecer sus conclusiones. No es cierto ni lo uno ni lo otro. El primer objetivo de la Comisión era averiguar la autoría de los crímenes, y el segundo, adoptar medidas que hicieran más difícil que se puedan repetir este tipo de atentados. Ninguno de estos dos objetivos se ha alcanzado. Lo que sabemos hoy sobre la autoría ya lo sabíamos antes de crear la comisión. Las medidas que se proponen son manifiestamente mejorables porque, aún siendo razonables, están incompletas.
Ni siquiera hemos querido enmendarlo. Porque no se trata hoy de mejorar un texto deficiente, sino de rechazar una maniobra manifiestamente partidista, que persigue liquidar una investigación antes de completar sus trabajos y, además, parcelar las conclusiones como mejor le convenga al partido del Gobierno. Estas cosas carecen de precedentes en la historia de las comisiones serias de investigación. No hay ningún precedente en la historia.
Los mismos autores de ese documento, han reconocido que no se trata de las conclusiones definitivas. ¿De qué se trata entonces, si no es de un gesto vacío? Ni se presentan conclusiones, ni son definitivas, ni se conoce la autoría ni se han diseñado las ayudas definitivas a las víctimas.
Nosotros queremos proteger a las víctimas. Queremos averiguar la verdad de los hechos y de sus responsables. Y porque seguimos siendo vulnerables a los atentados terroristas, queremos que se adopten medidas dentro y fuera de España que nos protejan contra salvajadas semejantes… Pero no estamos dispuestos a suscribir un documento que estimamos fraudulento al servicio de un interés político partidista.
No estamos de acuerdo y no vamos a facilitar el falso cierre de los trabajos de la Comisión de Investigación. Lo confesamos sin reparo porque el PP no tiene nada que ocultar. No somos nosotros quienes hemos bloqueado la comparecencia de algunas personas, ni los que hemos negado la entrega de determinados documentos.
Tampoco nos preocupa que nos dejen solos. Cuando nos acompaña la razón, no nos inquieta la soledad. De poco sirve la compañía cuando no se tiene razón.
Vamos a seguir trabajando para que la Comisión de Investigación del 11-M continúe su tarea en serio. Vamos a insistir para que se adopten todas las medidas que puedan ayudar a las víctimas del atentado de hace un año. Vamos a colaborar para que las recomendaciones finales de la Comisión tengan valor. Y no vamos a aceptar que se cierre en falso un trabajo que está sin terminar ni se que se ofrezcan conclusiones a la ligera. Podrá hacerse, pero no con el aval del Partido Popular.
Lamentamos que otros lo hagan. Pero nosotros no vamos a participar en semejante maniobra. No lo podemos hacer, precisamente, porque respetamos el dolor y la dignidad de las víctimas.
Por último, quiero dirigir al conjunto de la sociedad española un mensaje de esperanza. La solidaridad de los españoles es la mejor expresión de que el terrorismo no logra sus objetivos. Desde la unidad, desde la firmeza y utilizando todos los instrumentos de que dispone el Estado de Derecho, lograremos vencer a los terroristas. A todos. Soñar en una España sin terrorismo es posible y es la ilusión que debe inspirar nuestros esfuerzos.