2005-04-11

A propósito de las muertes en el hospital Severo Ochoa de Leganés

En mi cuaderno -y creo que, con temas reincidentes, no es la primera vez que lo refiero- describía cómo fue sacrificado entre mis manos, mi fiel perro.
Es espantoso sacrificar a un animal que ha compartido tantos momentos con nosotros, pero, al menos, mi perro pudo sentirse acompañado por quien le era conocido, en el último instante de vida.

Sería horrible descubrir que estos supuestos médicos han sacrificado a unas personas que esperaban recibir asistencia médica, sin ningún tipo de consideración ni respeto hacia la dignidad de las personas.

¿Qué ética debe exigírsele a un profesional de la sanidad?

¿Dónde están ahora los que gritaban contra la guerra de Iraq?
Sí, efectivamente vuelven a encontrarse detrás de la pancarta: ayer, hipócritamente clamando contra la muerte; hoy, hipócritamente reclamando contra la vida.
Algunos se dejarán seducir por los medios in-formativos, y creerán legítimo que se respete la actuación de unos profesionales sin necesidad de investigar.
Pero no basta. ¡Queremos saber! ¡Necesitamos saber!
No queremos que nos mientan.

Sea.