A ESPAÑA SERVIR HASTA MORIR
Está carta pública del Comandante don Victor Pujol en diversos medios (entre ellos "Revista de Historia Militar" que se puede adquirir en quioscos) ha supuesto que haya sido arrestado por ordenes directas del ministro Bono. Más de 500 suboficiales han firmado personalmente apoyando al comandante Pujol.
Siendo teniente I Bandera de la Bripac y formando parte de una agrupación de cascos azules en Bosnia i Herzegovina, estuvo a punto de ser arrestado por intervenir y disparar a varios hombres que iban a ejecutar a unas personas en su presencia.
Cuando la prensa se enteró, en vez de ser arestado por intervenir indebidamente en contra de las ódenes recibidas, fue condecorado.
Siendo teniente I Bandera de la Bripac y formando parte de una agrupación de cascos azules en Bosnia i Herzegovina, estuvo a punto de ser arrestado por intervenir y disparar a varios hombres que iban a ejecutar a unas personas en su presencia.
Cuando la prensa se enteró, en vez de ser arestado por intervenir indebidamente en contra de las ódenes recibidas, fue condecorado.
Publicado por Aviador en La Bitácora el día 9 de Marzo de 2005 a las 09:26
"A ESPAÑA SERVIR HASTA MORIR"
Cuánto daño debían hacer estas palabras que los que dicen una cosa en sus discursos y con sus actos demuestran lo contrario ordenaron retirarlas. En el año 1976 unos alumnos de la AGBS simbolizaron con unas piedras encaladas la
esencia y el espíritu de su profesión. Siguiendo una tradición de siglos, de los que constituyen la columna vertebral del Ejército, muchos lo cumplieron dando su vida cumpliendo el juramento.
Yo fui testigo de uno de esos sacrificios en la persona de uno de mis suboficiales, el sargento de Infantería D. Raúl Cabreras Gil que, en la flor de su vida y siguiendo mis órdenes, cayó en acto de servicio en julio de 1999, mientras protegía la vida y las haciendas de refugiados serbios que volvían a su pueblo en Bosnia-Herzegovina. Es por él, por todos los que le antecedieron, por todos los que le seguirán y por mi honor que escribo estas líneas.
Han dado la orden de quitar las piedras a cambio de sus treinta monedas y los cobardes se han apresurado a cumplirlas. No me refiero a los alumnos, a los que no les corresponde la decisión de desobedecer una orden, sino a los que teóricamente debían de tener la valentía moral de negarse y no lo han hecho.
Son los mismos que solo lloriquean cuando les apean de su poltrona pero que no levantan la voz cuando se engaña a las familias de los caídos, los que se aferran a sus privilegios pero que no son capaces de mover un dedo por su Institución y por su gente, son los que disfrutan en las retiradas y brindan por ellas mientras traicionan a sus aliados y a sus muertos. Son en definitiva
los que hablan de disciplina cuando se debería hablar de valor y de honor. Se equivocan los que poco a poco dejan que erosionen sus valores, dándole poca importancia a los pequeños detalles, con excusas vacuas y se justifican y racionalizan su ignominia con argumentos sofisticados y explicaciones vanas.
Cuando transiges y te justificas por primera vez, ya has vendido tu alma...
No importa, las piedras permanecerán donde siempre han estado, en los corazones de todas las Promociones pasadas, presentes y futuras que caminaron por la loma y regaron su promesa con su sudor o con su sangre. Y veo al otro lado a esos enanos de la aldea, de la raza y del mito, que de esta manera justifican su mediocridad y me asombro. ¡Qué ridículos me parecen esos talibanes de chaqueta y corbata o pasamontañas, que amparados en su ignorancia, su sectarismo y su profunda estupidez no son mejores que los que
destruyeron las imágenes de Buda en la ruta de la Seda! Se molestan cuando contemplan la superioridad moral de otros, aunque sea simbolizada en unas pocas piedras de nuestra vieja España. España, que al fin y al cabo de eso se trata. De eso hablaban las piedras que han quitado, pero lo que no sabían, porque son incapaces de sentir algo tan elevado, es que el grito que dibujaban sigue resonando con fuerza en nuestras almas y permanece.
¡A España, servir hasta morir!
Comandante de la Infantería Española Víctor Pujol de Lara.
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