Esperanza: Ayaan Hirsi Ali
Si difícil resulta todavía hoy ser mujer en nuestras sociedades occidentales, la vida de las mujeres en los paises musulmanes es una verdadera aventura por la supervivencia con la dignidad de ser persona.
El siguiente artículo de Alicia Delibes en Libertad Digital esboza ejemplarmente esta valoración.
Sorprende que un acto con tanta trascendencia nos haya pasado desapercibido a los españoles. ¿O no tiene que sorprendernos el aborregamiento mediático de esta sociedad?
El siguiente artículo de Alicia Delibes en Libertad Digital esboza ejemplarmente esta valoración.
Sorprende que un acto con tanta trascendencia nos haya pasado desapercibido a los españoles. ¿O no tiene que sorprendernos el aborregamiento mediático de esta sociedad?
Un ejemplo para todos
Alicia Delibes
Cuando asesinaron a Theo, “algunas personas en Holanda reaccionaron diciendo que si no hubiera insultado al Islam no hubiera sido asesinado”.
Esperanza Aguirre hizo entrega el lunes a la diputada holandesa Ayaan Hirsi Ali del Premio a la Tolerancia de la Comunidad de Madrid.
Ayaan es el nombre de la joven diputada holandesa que colaboró con Theo Van Gogh en la producción de una película que indignó a los musulmanes intransigentes de los Países Bajos porque denunciaba la situación de la mujer en el Islam. Van Gogh fue asesinado por un fanático religioso el pasado mes de noviembre, Ayaan, amenazada de muerte, vive desde entonces rodeada de impresionantes medidas de seguridad.
“A menudo me acusan en Holanda y en Europa de llevar a cabo una lucha personal contra el Islam y de ayudar así a que los racistas sean intolerantes con las minorías musulmanas que viven ahí. Al otorgarme este premio a la tolerancia demostráis haber escuchado y haber entendido lo que quiero decir y hacer”. Con estas palabras agradecía Ayaan el galardón recibido de manos de la Presidenta de la Comunidad de Madrid.
Ayaan Hirsi Ali nació en Somalia en 1969, el mismo año en que un golpe de estado comunista entregaba su país en manos del dictador Muhammad Siad Barre. La familia de Ayaan huyó a Arabia Saudí, cuyo gobierno, una dictadura teocrática no más tolerante que una comunista, expulsó a toda la familia antes de que hubiera transcurrido un año. Buscaron refugio en Etiopía, país del que Ayaan guarda “recuerdos llenos de una mezcla de miedo y pobreza que nunca podréis imaginar”. Precisamente de esa pobreza quisieron huir cuando se trasladaron, en 1980, a Kenia; un país mucho más tolerante pero en el que la corrupción amenazaba la paz y la estabilidad.
Cuando Ayaan tenía 23 años, en 1992, su padre quiso casarla con un primo lejano que vivía en Canadá. Se decidió que la joven viajaría a Alemania para preparar desde allí los papeles de la boda. Dos noches en Alemania bastaron para que Ayaan se decidiera a tomar la gran decisión de su vida: huir. Oculta en un tren llegó a Amsterdam donde supo aprovechar la ayuda y la oportunidad que Holanda, país tolerante donde los haya, le ofreció. Ahora se queja de que “algunos políticos e intelectuales de los Países Bajos confundan tolerancia con relativismo moral”.
En el gran hall de la sede presidencial de la Puerta del Sol escuchamos, en un profundo e impresionante silencio, a la diputada holandesa comparar el crimen de Theo Van Gogh con los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004. Cuando asesinaron a Theo, “algunas personas en Holanda reaccionaron diciendo que si no hubiera insultado al Islam no hubiera sido asesinado”. Para Ayaan, algo parecido ocurrió con los atentados de Madrid, y “ello pone en evidencia el estado de confusión en el que se encuentran los relativistas de la moral”.
Terminó su discurso con palabras de agradecimiento y de estímulo para que los madrileños se incorporen a su lucha contra el islamismo radical, lucha que, dijo, será larga y que “debería comenzar con una toma de conciencia de que el mejor camino para tratar con la ideología de los extremistas es liberar a la mujer musulmana de la opresión familiar y compartir con el individuo musulmán los principios de la autorreflexión y crítica”.
Y es que Ayaan cree en el individuo y considera que, igual que ella, hay hombres y mujeres que aunque hayan sido educados como devotos musulmanes pueden llegar al convencimiento que para alcanzar el progreso es preciso desarrollar un pensamiento crítico.
Una lección de coraje, de honestidad y de optimismo dio el lunes en la Puerta del Sol Ayaan Hirsi Ali. Una mujer que también sedujo a los presentes por su belleza y por la sencillez y serenidad con la que explicó que vive amenazada de muerte por defender la libertad.
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