2005-06-28

Opinión en ABC. Deriva parlamentaria.

El escobazo
Por Carmen MARTÍNEZ CASTRO

El Congreso de los Diputados cierra esta semana sus investigaciones sobre los atentados del 11-M, el episodio más dramático de nuestra historia desde la Guerra Civil, con un bajonazo indigno de la magnitud de la tragedia aunque coherente con el desarrollo de los trabajos parlamentarios. Ni siquiera ha merecido los honores de un pleno extraordinario. Va en el mismo paquete que el divorcio exprés, los matrimonios homosexuales y decenas de asuntos del más variado pelaje, en el pleno escoba que cierra el periodo de sesiones. Toda una metáfora. Sus señorías se han dedicado a barrer los interrogantes sobre la masacre, cada vez más numerosos e inquietantes, a escobazos de puro partidismo demagógico. El telón parlamentario no cierra la tragedia de los atentados, acaso la agrava aún más.

Durante estos meses de investigaciones no ha salido del Congreso ni un dato digno de mención. Bromeamos con las vejigas de aluminio de algunos políticos, asistimos al nacimiento de estrellas mediáticas como Pilar Manjón y supuestamente recibimos de un profesor alemán lecciones de lucha contra el terrorismo, ¡como si aquí no estuviéramos titulados en la materia! Desde que el famoso portero de Alcalá inauguró las comparecencias se han sucedido las contradicciones obscenas entre los testimonios parlamentarios y la realidad; pero nada ha cambiado en el guión de este juicio sumarísimo diseñado de antemano.

La mayoría parlamentaria surgida de aquellas elecciones terribles ha mostrado más interés en rematar a un gobierno derrotado en las urnas que en conocer quién, por qué y con qué fines organizó el asesinato de decenas de compatriotas. Los que exigían implacables la verdad en las calles no han querido saber nada de las tramas de venta de explosivos, de las negligencias siniestras, las coincidencias imposibles o determinadas amistades abiertamente peligrosas. No se han dado por enterados ni de las mentiras que les endilgaron algunos comparecientes ni de las revelaciones del caso publicadas por los medios de comunicación. No han querido escuchar a los confidentes policiales, pero tampoco al anterior secretario de Estado de Seguridad. Increíblemente, se votarán unas conclusiones sin escuchar al responsable de las Fuerzas de Seguridad durante aquellos días dramáticos.

Fue Alfredo Pérez Rubalcaba quien acuñó el concepto de «verdad parlamentaria»; hoy podemos concluir que esa verdad tiene tanto que ver con la realidad como la justicia militar con la Justicia, o la música militar con la Música. El propio portavoz socialista, otrora brillante y ocurrente divulgador de maldades, es hoy un político perseguido por la sombra de su comportamiento en aquella ominosa jornada de reflexión. Del mismo modo, la mayoría que apoya al Gobierno quedará reflejada en su votación del jueves y en su negativa a investigar hasta el fondo la masacre de Madrid. Quedarán tan retratados con el escobazo del jueves como con su silencio vergonzante ante el indulto de ETA.