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Ya podemos felicitar a los intelectuales y artistas comprometidos que promovieron un formidable documento -dramático documento, como la realidad misma- para contribuir al mejoramiento del mundo, especialmente de nuestro más cercano universo español, durante la precampaña electoral del año 2004.
Esa magnífica creación intelectual, cumbre del arte cinematográfico, labor colectiva pero homogénea, como el arco parlamentario que apoya al actual Gobierno de Rodríguez, se tituló "Hay motivo".
En ella se hacían severas críticas a la actuación del Gobierno de Aznar, se censuraban ciertos comportamientos y actitudes, y se cuestionaban algunas dudas.
Dudas que el actual Gobierno está resolviendo.
Ante un accidente catastrófico, con consecuencias ecológicas de posibles daños al medio natural, hoy ya sabemos qué debe hacer el Presidente de la Comunidad Autónoma afectada: no estar de caza -no, señor Fraga-, sino irse de barbacoa y festejar el drama con los amigos del partido.
Pero sabemos también qué debe hacer el responsable de la coordinación para combatir la catástrofe: desestimar la ayuda ofrecida desde otras comunidades autónomas, no porque existan riesgos de contaminación ambiental -con la posibilidad de que se importen especies agresivas que supongan un peligro para las especies autóctonas-, sino ante el riesgo de que resulten eficaces los medios ofrecidos por gobiernos eficientes, pero que no comparten la ideología del partido.
También nos queda claro que el ministro no tiene por qué acudir al escenario de la catástrofe, aunque hace un par de años todos pensáramos lo contrario, incluso nuestros intelectuales siguieran considerando que era lo más indicado.
Pero es más, tampoco es necesario que el ministro asuma la coordinación. Son labores que los funcionarios deben realizar con normalidad.
Y el Presidente del Gobierno, tiene muchas cosas que hacer, pero no permanecer en una reunión del máximo nivel europeo, ni convocar una cumbre europea para plantear la problemática que ha originado la catástrofe en cuestión. No, el Presidente, puede asistir a la ópera, continuar su agenda intrascendente con visitas a estados dictatoriales que no respetan los derechos civiles, ni algunos fundamentales derechos humanos, sin denunciar estas agresiones de lesa humanidad. Porque no importa que no se acuda a consolar a los afligidos -cosas de cristianos-, ni a comprometer esfuerzos en la regeneración de la naturaleza, ni a resolver la futura crisis como consecuencia de las pérdidas de recursos...
Hoy podemos felicitar a los acomodados cineastas y a toda la cohorte de intelectuales y artistas comprometidos, porque ya tienen la respuesta a sus inquietudes.
Por cierto, que convedrá no olvidarnos de felicitar, en este momento de parabienes, también a los ecologistas, que tanto contribuyen a mejorar la naturaleza, con su constancia en defensa del medio ambiente.
Esa magnífica creación intelectual, cumbre del arte cinematográfico, labor colectiva pero homogénea, como el arco parlamentario que apoya al actual Gobierno de Rodríguez, se tituló "Hay motivo".
En ella se hacían severas críticas a la actuación del Gobierno de Aznar, se censuraban ciertos comportamientos y actitudes, y se cuestionaban algunas dudas.
Dudas que el actual Gobierno está resolviendo.
Ante un accidente catastrófico, con consecuencias ecológicas de posibles daños al medio natural, hoy ya sabemos qué debe hacer el Presidente de la Comunidad Autónoma afectada: no estar de caza -no, señor Fraga-, sino irse de barbacoa y festejar el drama con los amigos del partido.
Pero sabemos también qué debe hacer el responsable de la coordinación para combatir la catástrofe: desestimar la ayuda ofrecida desde otras comunidades autónomas, no porque existan riesgos de contaminación ambiental -con la posibilidad de que se importen especies agresivas que supongan un peligro para las especies autóctonas-, sino ante el riesgo de que resulten eficaces los medios ofrecidos por gobiernos eficientes, pero que no comparten la ideología del partido.
También nos queda claro que el ministro no tiene por qué acudir al escenario de la catástrofe, aunque hace un par de años todos pensáramos lo contrario, incluso nuestros intelectuales siguieran considerando que era lo más indicado.
Pero es más, tampoco es necesario que el ministro asuma la coordinación. Son labores que los funcionarios deben realizar con normalidad.
Y el Presidente del Gobierno, tiene muchas cosas que hacer, pero no permanecer en una reunión del máximo nivel europeo, ni convocar una cumbre europea para plantear la problemática que ha originado la catástrofe en cuestión. No, el Presidente, puede asistir a la ópera, continuar su agenda intrascendente con visitas a estados dictatoriales que no respetan los derechos civiles, ni algunos fundamentales derechos humanos, sin denunciar estas agresiones de lesa humanidad. Porque no importa que no se acuda a consolar a los afligidos -cosas de cristianos-, ni a comprometer esfuerzos en la regeneración de la naturaleza, ni a resolver la futura crisis como consecuencia de las pérdidas de recursos...
Hoy podemos felicitar a los acomodados cineastas y a toda la cohorte de intelectuales y artistas comprometidos, porque ya tienen la respuesta a sus inquietudes.
Por cierto, que convedrá no olvidarnos de felicitar, en este momento de parabienes, también a los ecologistas, que tanto contribuyen a mejorar la naturaleza, con su constancia en defensa del medio ambiente.
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