2005-05-03

Odiar de oídas a la Iglesia

Cuando se pierden todos los referentes -anuladas la ética, la moral, la cultura, la civilización; aniquilados el respeto y la dignidad-, no puede sorprendernos que se propongan actitudes y comportamientos viscerales planteados desde el prejuicio, la arrogancia, la soberbia y la vanidad. El siguiente artículo es una muestra de la banalización que acosa a nuestra sociedad. Reclamar una recuperación de valores que sirvan de referente a nuestra juventud -por extensión a toda la sociedad-, sólo sirve para comprender la degradación que sufre nuestra civilización después de destruir el espíritu que nos ha forjado. Anuladas las dimensiones que dignifican la vida, inlcuida la humana, todo es ausencia. El nihilismo hostiga nuestro ser.

FALSOS TÓPICOS

Por Juan-Mariano de Goyeneche

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Galileo ante la Inquisición en 1632
Hace unos días, una web universitaria de noticias anunciaba para todo aquel que quisiera asistir que se iba a celebrar un funeral por Juan Pablo II en una de las aulas del centro.
Pese a que los lectores tienen la posibilidad de escribir comentarios a las noticias, esta opción no suele usarse profusamente. Sin embargo, esa noticia concreta se pobló en poco tiempo con más de 120 comentarios, muchos de ellos indignados porque católicos universitarios se reunieran durante una hora en la universidad para rezar por el Papa católico fallecido.
Visto el grado de hostilidad de alguna de las protestas hubo quien les preguntó "¿por qué nos odiáis tanto?" Y obtuvo una respuesta contundente. Por su interés la reproduzco en su integridad y literalidad: "Pues mira, odio a la iglesia católica por su postura retrógrada, reaccionaria, arcaica y fascistoide. Os odio por todos y cuantos dogmas pretendeis que asuma desde ni siquiera haber nacido. Os odio por condenar la homosexualidad y también a la mujer. Os odio por haber manipulado a la humanidad entera. Os odio porque las religiones fomentan el odio (no es una contradicción, sino un pequeño juego de palabras, tonto) Odio la iglesia por haber estado siempre del lado del poder, y ser, al fin y al cabo, una mera tapadera de la estafa capitalista. Os odio por todas las atrocidades que habéis cometido a lo largo de la historia (vale que Galileo no estuviera 100% acertado con lo q pensaba respecto al movimiento de los cuerpos, q no tuvo las consideraciones relativas de Einstein, pero quemarlo vivo es un poco excesivo, ¿no?) Pero vamos, a mi como si os reunís todos los días para llorarle al papa o a vuestra santa madre iglesia católica que está por encima de todo, eso sí, sólo pido que al resto nos dejeis en paz, y que no me intenteis convencer de vuestras sectarias ideas, que no quiero salvar mi alma ni nada por el estilo así q a ver si alguno q otro empieza a enterarse (veáse Rouco Varela & cía.) y dejan de darnos la charla a los q nos caeis un poco gordos."
¿Increíble? No tanto. De hecho, es fácil comprobar que son ideas bastante extendidas. Nuestro amigo es un ejemplo manifiesto de que hay que empezar a explicar lo evidente, lo obvio, lo que se da por supuesto, porque desde que el parchís se convirtió en alternativa a la Religión y ésta fue efectivamente desterrada, la ignorancia, el más absoluto desconocimiento, se han convertido en el caldo de cultivo ideal para el odio que muchos quieren sembrar. Un odio de oídas que no se cura sin información.
Por eso, a nuestro amigo hay que regalarle cuanto antes una biografía cualquiera de Galileo, donde se sorprenderá de ver que no solo no fue quemado vivo por la Inquisición, ni siquiera torturado, sino que murió en su casa, de muerte natural, casi a punto de cumplir los 78 años. En esta página encontrará más detalles, así como la siempre reconfortante constatación de que no era él el único en tener idea tan peregrina. Imagino que también le tranquilizará saber que Juan Pablo II, el 31 de octubre de 1992, una de las múltiples veces que pidió perdón, lo hizo por el caso Galileo. (¡Qué bien vendría que, por variar un poco, no fuera el Papa el único que pidiera siempre perdón, y que alguno de los muchos que tienen inmensos motivos para pedírselo a la Iglesia se animara de vez en cuando!)
En cuanto a la mujer, ¿cuándo la ha condenado la Iglesia? Si realmente tiene interés en el tema, en este libro nuestro amigo podrá aprender hasta qué punto fue el trato de especial consideración y respeto dispensado a la mujer por la Iglesia primitiva una de las causas principales de que el cristianismo se extendiera tanto y tan rápido. Un seguimiento histórico de la cuestión excedería los límites de este artículo, pero baste citar estas palabras de Pablo VI en diciembre de 1976, "en el cristianismo, más que en cualquier otra religión, la mujer tiene desde los orígenes un estatuto especial de dignidad, del cual el Nuevo Testamento da testimonio en no pocos de sus importantes aspectos", y estas otras de Juan Pablo II en la carta apostólica Mulieris Dignitatem: "la Iglesia desea dar gracias a la Santísima Trinidad por el «misterio de la mujer» y por cada mujer, por lo que constituye la medida eterna de su dignidad femenina, por las «maravillas de Dios», que en la historia de la humanidad se han cumplido en ella y por medio de ella. En definitiva, ¿no se ha obrado en ella y por medio de ella lo más grande que existe en la historia del hombre sobre la tierra, es decir, el acontecimiento de que Dios mismo se ha hecho hombre?" Si eso es una condena...
Yerra también nuestro amigo en lo tocante a la homosexualidad. La Iglesia no reprueba la condición de homosexual sino la comisión de actos homosexuales, que es muy distinto. No se condena a la persona por lo que es. Se reprueba lo que hace en el libre ejercicio de su voluntad. De hecho, respecto a las personas con tendencias homosexuales el Catecismo (cuyo autor es Ratzinger, ese que algunos medios intentan vendernos obsesivamente como un ser malvado) dice textualmente que "[d]eben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición", y añade que "están llamadas a la castidad". Son palabras de respeto y acogida, no de condena.
La supuesta cercanía continua de la Iglesia con el poder, que suscita también el odio en nuestro amigo, merecería igualmente un estudio histórico en profundidad. Pero por quedarnos, como antes, en los orígenes y en la historia más cercana, baste recordar que Jesús mismo, a fuer de no estar cerca del poder, fue crucificado por éste. Que en la Iglesia primitiva, todos sus apóstoles (salvo Juan) fueron asimismo asesinados a manos del poder político, lo que se tornó costumbre durante siglos. Y ya más cercanamente, merece recordarse la persecución sufrida por la Iglesia en España durante el golpe de estado del 34 y desde el 36 (entre 7.000 y 8.000 curas y monjas vejados, torturados y asesinados) o la sufrida por la Iglesia polaca, entre otras muchas, a manos del régimen comunista, cuyo punto negro más conocido fue el salvaje asesinato previa tortura del cura Popieluszko.
En fin, son unos cuantos datos, creo que indiscutibles, que espero que ayuden a nuestro amigo, y a aquellos que se encuentren en situación similar a la suya, a aplacar sus odios, y espero que a replantearse hasta qué punto quieren seguir odiando de oídas en lugar de formarse una opinión propia y no heredada o imitada.
Respecto a lo de "la estafa capitalista", solo pedirles que si les ha preocupado ver lo errónea que era la información que habían recibido del caso Galileo, consideren, simplemente consideren, la posibilidad de que la que les ha llegado del capitalismo no sea del todo exacta. Yo me permito recomendarles (aun a riesgo de que piensen que trato de convencerles de ideas sectarias) este texto, este otro, e incluso, si no se han cansado ya, este último. Aparte de mostrar la visión, ayuna de odios, del otro lado, confío en que les den qué pensar. Aunque no cambien de opinión.
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