Palabras para socialistas
Ella lo ha titulado La dignidad y el poder y lo publica en ABC, un día después de la entrevista opaca de Rodríguez con Ibarreche. Cuatro días después de la ominosa reunión de Ibarreche con Otegui.
Ella es socialista y vasca. Ha cambiado de paisaje porque ha dejado de ser parlamentaria vasca para ser parlamentaria europea. Ella es Rosa Díez.
Yo he explicado a mis colegas europeos que el 17 de abril tuvimos en Euskadi una nueva oportunidad para homologarnos con ellos. Les he contado que ha habido elecciones y que es posible que esta vez mandemos a la oposición a quienes durante 22 años han gobernado para mantener unos hechos diferenciales que avergüenzan a cualquier demócrata. Les he explicado que en el País Vasco hay dos partidos autonomistas y constitucionalistas -uno de izquierdas y otro de derechas-, y que juntos pueden conseguir que los gobernantes actuales no tengan la oportunidad de mantener esa indignidad. Les he explicado que esos dos partidos compiten cada cuatro años para lograr la mayoría y formar el Gobierno de España; que representan dos opciones ideológicas y que contraponen sus modelos en lo cultural, educativo, de vivienda o empleo. Y les he dicho que en Euskadi sólo será posible provocar la alternativa si ambos partidos nos lo planteamos como un objetivo de Estado y sumamos fuerzas para que dentro de unos años podamos contraponer, también aquí, nuestras propuestas políticas y disputar con normalidad en las urnas.
Ella es socialista y vasca. Ha cambiado de paisaje porque ha dejado de ser parlamentaria vasca para ser parlamentaria europea. Ella es Rosa Díez.
Yo he explicado a mis colegas europeos que el 17 de abril tuvimos en Euskadi una nueva oportunidad para homologarnos con ellos. Les he contado que ha habido elecciones y que es posible que esta vez mandemos a la oposición a quienes durante 22 años han gobernado para mantener unos hechos diferenciales que avergüenzan a cualquier demócrata. Les he explicado que en el País Vasco hay dos partidos autonomistas y constitucionalistas -uno de izquierdas y otro de derechas-, y que juntos pueden conseguir que los gobernantes actuales no tengan la oportunidad de mantener esa indignidad. Les he explicado que esos dos partidos compiten cada cuatro años para lograr la mayoría y formar el Gobierno de España; que representan dos opciones ideológicas y que contraponen sus modelos en lo cultural, educativo, de vivienda o empleo. Y les he dicho que en Euskadi sólo será posible provocar la alternativa si ambos partidos nos lo planteamos como un objetivo de Estado y sumamos fuerzas para que dentro de unos años podamos contraponer, también aquí, nuestras propuestas políticas y disputar con normalidad en las urnas.
Me entendieron perfectamente. Porque los europeos tienen memoria. Y saben que ante situaciones extraordinarias se requieren medidas excepcionales. Mi propuesta les pareció bastante más normal que las cosas que ocurren cotidianamente en el País Vasco sin que al parecer a nadie le llamen la atención. Por eso espero que los votos que los ciudadanos han depositado en apoyo de las opciones constitucionalistas se utilicen bien. Y que quienes tienen la obligación de gestionarlos y pueden impulsar un Gobierno de cambio pongan por delante de sus opciones personales, de sus cálculos políticos o de sus ensoñaciones históricas, la dignidad y el sentido de Estado. Y espero que los dirigentes de mi partido no hayan olvidado las palabras que Pilar Ruiz le dirigió a Patxi López el día que se cumplía el segundo aniversario del asesinato de su hijo Joseba Pagazaurtundúa: «Cuando tengas que tomar decisiones, pon en un lado de la balanza lo más importante: la vida, pero también la dignidad. En el otro lado pon entonces el poder y el interés del partido. Y sabrás si tu decisión es correcta o no. No te olvides de que quien pacta con los traidores se convierte en un traidor».
Y coincide con María San Gil en el necesario entendimiento entre las formaciones políticas a las que pertenecen, para lograr una normalización democrática en las viejas Vascongadas, en el País Vasco que busca una identidad perdida.
Sin embargo, temo, no están los dirigentes socialistas dispuestos a escuchar, ni -menos aún- atender, estas palabras, ni estas razones.
Precisamente María San Gil reclama hoy al Gobierno que explique los términos de esa reunión Rodríguez Z.-Ibarreche que es la mayor incógnita de la España democrática.
Y coincide con María San Gil en el necesario entendimiento entre las formaciones políticas a las que pertenecen, para lograr una normalización democrática en las viejas Vascongadas, en el País Vasco que busca una identidad perdida.
Sin embargo, temo, no están los dirigentes socialistas dispuestos a escuchar, ni -menos aún- atender, estas palabras, ni estas razones.
Precisamente María San Gil reclama hoy al Gobierno que explique los términos de esa reunión Rodríguez Z.-Ibarreche que es la mayor incógnita de la España democrática.
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