2006-03-16

Adiós

Ahora sí. Concluyo este periplo hacia la decepción y, abatido por el fracaso, me recluyo en la soledad de mi exilio interior.
Agotado y sin fuerzas para continuar una lucha en pos de un mundo que hiciera triunfar la verdad, y fortaleciera los fundamentos esenciales de la persona humana y del origen de toda sociedad -la familia-, rindo mi causa al desaliento.
Quizás algún día, recuperada la esperanza y superada la derrota del espíritu, vuelva a reanudar la lucha por la libertad.

Adiós, compañeros.

Quedo en soledad, rodeado de zozobras.
Adiós.